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Seguros para coches: ¿Qué cubren y por qué son importantes?

Con base en la Ley de Seguro de Coche y la Dirección General de Tráfico (DGT), cualquier vehículo a motor que tenga autorización para circular por la vía pública está obligado a contratar un seguro que cuente con la cobertura de Responsabilidad Civil. Es lo que popularmente se conoce como seguro a terceros. La Responsabilidad Civil es la que cubre los daños, tanto personales como materiales, a terceros, implicados en un accidente de tráfico. La multa por no tener el vehículo asegurado oscila entre los 600 y los 3.000 euros.

Tipos de seguros para coches

La normativa en vigor obliga a la contratación de un seguro a terceros, pero como propietario puedes ir un paso más allá y contratar un seguro a terceros ampliado o un seguro a todo riesgo si quieres contar con más coberturas.

Seguros a terceros

Es la póliza más básica y sencilla, el seguro mínimo por ley. Incluye la Responsabilidad Civil que se exige para circular por el territorio nacional, la cual cubre los daños materiales y personales que el vehículo del asegurado cause a terceros. Por lo tanto, el vehículo del asegurado y el propio conductor quedan fuera de la protección de la póliza. Este seguro puede incluir una extensión que recibe el nombre de Responsabilidad Civil Suplementaria, la cual, tal y como su propio nombre indica, amplía a nivel económico el seguro a terceros.

El seguro a terceros ampliado ofrece asistencias y servicios más específicos, como la defensa en multas de tráfico o el robo del vehículo, entre otros. Este tipo de pólizas con coberturas ampliadas son muy interesantes para que los conductores puedan completar su protección y la de su vehículo, aunque elijan un seguro a terceros.

Seguro a todo riesgo

Esta póliza ofrece un amplio abanico de asistencias, coberturas y servicios para el conductor y su vehículo, además de las obligatorias del seguro de Responsabilidad Civil. Incluye coberturas que cubren al conductor y al coche asegurado si se ve involucrado en un accidente, independientemente de quién haya sido el causante o de si hay terceros involucrados, como por ejemplo por daños durante un estacionamiento.

Existen dos modalidades dentro del seguro a todo riesgo: con y sin franquicia. La franquicia es una cuantía económica que el asegurado pacta con la compañía aseguradora, y por la que tendrá que responder ante un siniestro. Hay diferentes tipos de franquicias:

  1. De panel: es aquella que conlleva abonar una franquicia por cada elemento dañado.
  2. Por lateral: el asegurado abona una franquicia por cada lateral o paragolpes trasero y/o delantero.
  3. Siniestro: la póliza cubre todos los daños que se hayan producido por un accidente, y por lo tanto es la opción más recomendable. Si el asegurado tiene una franquicia de 300 euros y el coste de reparación por un siniestro asciende a 1.300 euros, el asegurado paga 300 euros y la aseguradora los 1.000 euros restantes.

La principal razón por la que algunos conductores contratan el seguro a todo riesgo con franquicia es porque su precio es menor. Cabe señalar que las coberturas son exactamente las mismas en un seguro a todo riesgo con o sin franquicia.

¿Es mejor un seguro con o sin franquicia?

Para responder a esta cuestión, es necesario analizar algunos factores, como la frecuencia con la que se utiliza el vehículo o el historial de siniestralidad vial del conductor. Si no utilizas tu coche a diario o no has tenido un solo siniestro durante mucho tiempo, el seguro con franquicia puede ser la opción más recomendable para ti. Si, por el contrario, durante los años que llevas conduciendo has tenido varios siniestros, mejor descarta esta opción.

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